martes, 2 de marzo de 2010

Anecdotario,página 3

Llegué al pabellón del partido casi una hora antes de que diera comienzo y lo que allí me encontré la verdad es que daba algo de miedo,había tanta agua en la cancha que llegaba casi hasta los tobillos en uno de los fondos y en el otro apenas cuatro gotas,os podéis hacer una idea del desnivel de la cancha...

Mi sorpresa fue cuando al hablar con los entrenadores de ambos equipos,los dos estaban de acuerdo en que querían jugar o por lo menos en intentarlo,yo no entendía nada,porque era casi imposible jugar y además no era difícil averiguar que allí no se podía jugar.

Durante los siguientes 45 minutos trataron de achicar todo el agua posible de la pista y trataron incluso de buscar otra cancha de juego para jugar sin obtener resultado alguno.

A la hora del partido,el balón lo tiré al aire y quince segundos después ya habíamos decidido suspender el partido,creo que jamas he visto caerse a tanta gente en tan sólo quince segundos de partido...

Recuerdo que llegué a fotocopiar el acta y el informe del reverso para guardarlo de recuerdo,porque me pareció una de las situaciones más cómicas desde que llevo arbitrando,porque desde el primer momento estaba claro que allí como mucho sólo se podía jugar un partido de waterpolo y el único que no lo veía para jugar era yo...
Fue sin duda también mi partido mas rápido,quince segundos y 0-0 en el marcador...

Tal vez alguna jugadora de las que se pasan por aquí recuerde el partido...

4 comentarios:

  1. Hace muchos años, en una galaxia muy lejana (en realidad no tanto, era en Santander) jugaba en competiciones escolares con el equipo de mi colegio. En los 80 no había pabellones a porrillo como hay ahora y menos de 5 equipos tenían pabellón. Incluso en los casos de esos equipos no solíamos jugar debido a problemas de ocupación.

    En Santander os podéis imaginar que llueve bastante en invierno. Nunca se suspendió un partido. Por más que lloviera, si la pista no resbalaba mucho(solía ser adoquín o asfalto, las zapas te duraban 4 meses), por imposible que fuera coger el balón los partidos se tenían que jugar porque a la semana siguiente la situación podía ser la misma. Os podéis imaginar la consigna del entrenador: '¡Que a nadie se le ocurra tirar de fuera con la que está cayendo!'

    Recuerdo especialmente un partido de infantiles que ganamos y que terminó 36-24. Llovían perros y gatos y se estaba mojando todo el mundo: el árbitro, los entrenadores, los jugadores de banquillo (que decidieron abandonarlo)... El mesa tenía un paraguas y una carpeta e iba apuntando lo que podía.

    Anécdotas aparte, es ilógico jugar así. Cuando no se puede, no se puede. Forzar es buscar lesionarse y eso es peor que obligar a la federación a encontrar huecos para los partidos aplazados.

    Un saludo!

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  2. Muy buena la anecdota General Espartero,si quieres enviarnos alguna mas te la publicaremos muy gustosamente en la seccion Me toca a mi.

    Un saludo y gracias por colaborar.

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  3. Eso de jugar con el clima en contra en Asturias parece una tradición ya, como los partidos en canchas como Cabrales o San Vicente, sin techo y que jugabas lloviera un poco o mucho. O más concretamente en mi caso la nueva pista del colegio Rio Piles, que cuando llueve (o llovía que hace unos años que no lo experimento) con algo de viento, la mitad derecha de la cancha era una pista de patinaje por el agua que entraba.
    Un saludom

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  4. Yo arbitro partidos en una competicion local de Sevilla y la verdad es que ha habido veces que he llegado a pitar cuando lloviznaba... En cuanto apretase un poco mas, adios al partido...
    Otra cosa son las pistas de Sevilla: te puede tocar tanto la pista de entrenamiento del Cajasol (Que para la liga en la que pito, es la mejor que hay) como pitar en una cancha al aire libre en medio de un parque rodeado de jaramagos de hierba y arena...

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